Hay 8 ciudades europeas que en otoño son -si cabe- más especiales. Más romántica, más místicas. Esta época del año saca su cara más poética, con mantos de hojas que vuelven doradas sus calles y una esponjosa niebla bailando entre los edificios. E aquí 8 ciudades europeas capaces de hipnotizarnos en otoño.
Praga (República Checa): mística, color y fantasía
Comenzamos nuestras ciudades europeas de otoño con una perla centroeuropea: Praga, la perfecta definición de ciudad de cuento. La luz color sepia inunda sus calles adoquinadas más -si es posible- en otoño, otorgándole un candor místico cautivador. Una paleta cromática acentuada por sus tejados rojizos y el tono cobrizo de los bosques que rodean la ciudad, batallando por ser protagonistas.
Copenhague (Dinamarca): más que nunca, hygge
Copenhague no se caracteriza por ser esa ciudad de clima apacible, menos en esta época. Es quizá en este ranking de ciudades europeas para otoño, una de la más intempestivas: hace frío, mucha lluvia y viento. Aún así, merece la pena. Todas las inclemencias en sus calles se compensan en sus espacios interiores -por algo son los padres del Hygge-. Además, la vida sigue apoderando sus calles, pues los daneses no renuncian a sus bicis ni paseos. Disfruta de sus canales, sus casitas de colores y sus exuberantes parques. La ciudad es vida en otoño.
Florencia (Italia): romanticismo italiano
Llega el turno de Italia. Como buena selección de destinos europeos para otoño, la romántica Florencia no podía faltar. También un destino algo lluvioso en estas fechas, pero sin duda mágico. La historia y elegancia de sus calles serán el mejor discurso para unos días de descanso y disfrute. Y con los mejores refugios a tu alcance entre cafés, trattorias, museos y galerías de arte.
Edimburgo (Escocia): naturaleza en la ciudad
Tampoco podíamos olvidar Gran Bretaña. Y concretamente una ciudad que los españoles conocemos bien: Edimburgo. Dicen que la mejor época para visitar esta hermosa ciudad es otoño. Su naturaleza resplandece y los paseos por Princes Street Gardens o Canton Hill con las vistas otoñales de la ciudad, son toda una experiencia en estos meses.
Atenas (Grecia): delicado otoño heleno
Cruzamos el Mediterráneo camino del otoño heleno. Para los amantes del buen tiempo que deseen volar a un clima templado, Atenas es su destino. Buena comida, sol y una temperatura mucho más agradable que en verano para descubrir los tesoros de la Acrópolis o los templos griegos. Entre mitología e historia, café y buena gastronomía, la magia del otoño hace sus delicias en la capital griega.
Berlín (Alemania): capital cultural también en otoño
De vuelta a Europa Central, Berlín nos recibe con los brazos abiertos. La que muchos consideran la capital cultural del mundo, se viste de color cobre entre hayas, tilos y robles -todo bajo un cielo melancólico- para recibir algunos de los festivales más importantes del año, como el Festival de Jazz. Y anotar en su agenda un sinfín de propuestas culturales, como los actos del 30 aniversario de la caída del muro o la exposición sobre el centenario de la Bauhaus. Todo ello, al tiempo que damos paso al espíritu navideño con sus luces y pintorescos mercadillos.
París (Francia): siempre será París
Y al sur de la capital cultural nos encontramos con la capital del amor. París no podía dejar de colarse en esta selección de ciudades europeas para el otoño -ni posiblemente, en ninguna otra selección que se precie-. La Ciudad de la Luz se transforma en un lienzo de colores ocres, verdes y amarillos que exaltan aún más la belleza de sus monumentos. ¿Nuestra propuesta? Dejarte llevar. Un paseo por los jardines del barrio de Le Marais, Tullerías, el Sena o el barrio Latino. Hará frío, posiblemente llueva, pero es París.
Ámsterdam (Holanda): la vida entre canales
Y entonces llegó Ámsterdam. Sus canales resplandecen con un brillo inusitado. Los árboles acompañan sus trayectos con rojjizas hojas cayendo sobre el agua. Como en Copenhague, la humedad y el frío no bastan para disuadir a los holandeses, que disfrutan del tiempo al exterior entre canales y paseos en bici. La noche llega pronto y los puentes se iluminan con una luz cándida que dibuja estampas de cine.