Elegida varias veces la mejor ciudad para vivir del mundo, Viena es majestuosa, melancólica, cosmopolita y artística; una ciudad imperial de grandes palacios y pintorescos barrios, madre de maestros, que suena a música clásica y sabe a café, se debate entre el clasicismo burgués y la vida underground, y está tan repleta de museos, parques, hogares de artistas y cafés centenarios como podrías imaginar. Una ciudad que no se abruma ante el turismo, preservando en sus entrañas -y en sus conciertos y cafés- una vida tradicional en perfecta connivencia con los nuevos tiempo. Polifacética, romántica y respetuosa. En Gabol te presentamos la Guía de viajes de Viena que te llevará a descubrir la ciudad con un prisma local no exento de los clásico turísticos, con nuestra suma de todo lo imprescindible en arte, gastronomía y ocio de una ciudad que clama ser recorrida mochila al hombro, cámara en mano y música de fondo. 


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Barrios de Viena

Para comenzar, merece la pena visualizar la ciudad en sus 23 distritos urbanos. El distrito principal es el 1, ubicado dentro del conocido como Gürtel o cinturón de Viena, un anillo que encierra el centro de la ciudad en el que se se encuentran la gran mayoría de las atracciones turísticas. Por lo que, si vas a visitar Viena por pocos días, lo más práctico es que te hospedes y te muevas por la zona central del anillo, donde encontrarás los más importantes monumentos y atractivos de la ciudad, y que más tarde comentaremos. Además, el casco histórico de la ciudad es en su gran mayoría peatonal, por lo que pasear por él es de lo más agradable. Desde su epicentro, Stephansplatz, puedes recorrer todo el centro hasta finalizar en el canal del Danubio, que ofrece unas vistas y un relax muy agradecido en plena ciudad. Desde la altura del centro, al otro lado del canal, comienza el distrito 2 conocido como el Barrio Judío, repleto de restaurantes de moda y tiendas, y por el que merece la pena pasear.

Cerca del centro se ubica el distrito 7 llamado Neubau y considerado el barrio joven de la ciudad. Allí puedes encontrar todo tipo de tiendas, restaurantes y bares de copas con un ambiente entre lo alternativo y lo snob, con edificios clásicos, calles empedradas, vías de tranvía y copiosos árboles que le confieren un aire muy personal, confortable y atrayente. Otro de los barrios de moda de Viena junto con el 7 es el distrito 8, algo más tranquilo pero igual de sofisticado, éste fue el barrio de Freud, un lugar de gran oferta cultural y gastronómica. Finalmente y saliendo del ABC de los distritos más populares y pudientes, conviene destacar una plaza en el distrito 16 llamada Yppenplatz y ubicada al final del Brunnenmarkt, el mercado al aire libre más largo de la ciudad. Una plaza que pasa por ser uno de los lugares más bohemios de la ciudad con bares, ateliers y mucha vida. Ir a Yppenplatz es adentrarse en la atmósfera de las nuevas generaciones vienesas mientras disfrutas de una cerveza o un café con música callejera de fondo.


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Ciudad monumental 

Si hay un adjetivo que todo aquél que visita Viena incorpora en su descripción ése es: monumental. Viena es una ciudad con un pasado imperial que conserva intacta la esencia de sus años gloriosos, con edificios poderosos, románticos y melancólicos por doquier. De entre todos, si viajas a Viena debes tomar tiempo para visitar el Palacio de Schönbrunn, el Palacio de invierno, la Biblioteca Nacional, el Palacio Belvedere y el Ayuntamiento.

El Palacio de Schönbrunn es una de las construcciones barrocas más impresionante de Europa. Desde 1569 pertenece a los Habsburgo. Fue la esposa del emperador Fernando II quien ordenó en 1642 la construcción de una residencia veraniega. El palacio y los jardines construidos a partir de 1969 tras el asedio turco fueron totalmente reformados por encargo de María Teresa después de 1743. Schönbrunn es especialmente conocido por servir como residencia de verano del emperador Francisco José y su esposa Sisí, y en su visita se puede conocer su historia a través de una paseo por sus 40 aposentos imperiales. Ubicado fuera del anillo de Viena, para visitar Schönbrunn, lo mejor es y acercase temprano con el metro (hay una parada con su nombre muy cerca) y pasar toda la mañana disfrutando del palacio y sus maravillosos jardines. El Palacio Imperial de Hofburg, también conocido como el Palacio de Invierno, está ubicado en el centro de Viena, y junto a la catedral y la ópera, forman un triángulo monumetal que abraza un centro histórico bellísimo. Como su coloquial nombre indica, Hofburg fue la residencia de invierno de la mayor parte de la realeza austriaca, especialmente de la dinastía de los Habsburgo (durante más de 600 años), y de los emperadores de Austria y de Austria-Hungría. Actualmente es la residencia del presidente de la República austriaca. Doce edificios componen el conjunto y en él se dan todos los estilos, desde el gótico al historicismo. Antiguos salones imperiales, museos, una iglesia, la Biblioteca Nacional de Austria -la cual merece la pena detenerse a visitar-, la Escuela Española de Equitación, el Museo de Etnología de Viena y los despachos del presidente de la República. Siguiendo el recorrido por el centro de la ciudad, en Stephansplatz se encuentra la Catedral de San Esteban de Viena, construida entre 1137-1147, su estilo es una mezcla entre románico y gótico. Su entrada es libre y merece la pena. Cerca de allí se encuentra el Ayuntamiento de Viena, llamado Rathaus, otro de los grandes tesoros y estandartes de Viena. Ubicado en el distrito de Innere Stadt, el edificio, de estilo neogótico, fue diseñado por Friedrich von Schmidt y construido entre 1872 y 1883. Si tenéis ocasión, merece la pena visitarlo tanto de día como de noche, ya que al anochecer se ilumina y ofrece una preciosa estampa. En la plaza que lo precede hay organizadas durante todo el año distintas actividades, entre las más conocidas está la pista de hielo que construyen durante los primeros meses del año, la pantalla de cine que en verano ofrece conciertos de ópera cada noche, o el mercado de navidad de los últimos meses del año.

Cerca del Ayuntamiento, merece la pena visitar la Votivkirche,
una iglesia considerada, por sus dimensiones, unidad de estilo y belleza, una de las iglesias más notables del siglo XIX. También, cerca del Rathaus, es interesante visitar la Minoritenkirche, una preciosa iglesia de estilo gótico francés. Otro de los palacios que requiere visita obligada es Belvedere. El Palacio Belvedere es un palacio de estilo barroco situado en la calle Prinz-Eugen-Strasse. El conjunto artístico consta de los dos palacios: Belvedere, convertido en museo, y Schwarzenberg, transformado en hotel. Los dos palacios principales están unidos por unos jardines divididos en tres niveles que representan diversas alegorías. En el Belvedere se puede apreciar una impresionante colección de pinturas imperiales, y el piso superior acoge la galería austríaca de los siglos XIX y XX que, entre otras, muestra la conocida obra de Gustav Klimt: El Beso. Finalmente y como visita menos turística y 100% recomendable, el Palacio Clam-Gallas, un palacio que, rompiendo con el estilo imperante en las elegantes construcciones vienesas, no es barroco sino de estilo neoclásico. Fue construido en 1834 por ordenes del príncipe Francisco José von Dietrichstein y hoy es sede del Instituto Francés de Viena. Sus jardines son además un lugar idílico por el que pasear y relajarse cualquier mañana. 


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Paraíso de la música 

Viena es una de las capitales del mundo de la música. Cuna del vals, y hogar y lugar de trabajo de grandes exponente de la música clásica como Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven, la familia Strauss, Franz Schubert y Johannes Brahms. Algunos sugieren que durante el período de entre 1740 y 1800 fue compuesta en Viena más música de reconocida grandeza que en cualquier otra ciudad del mundo. Y hoy en las calles de Viena resuenan con regularidad dichas grandes melodías de la época imperial. Disfrutar pues la música clásica en Viena es una cómoda y deliciosa experiencia que en su mayoría suele darse, sino a pie de calle, en centros como el Musikverein (sede del Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, el concierto de música clásica más famoso del mundo) o la Konzerthaus.

Además de estos dos escenarios, también se puede disfrutar de música clásica en directo todos los jueves, viernes y sábados en la iglesia de Karlsplatz, junto al Musikverein, y por supuesto en la Wiener Staatsoper, la Ópera Estatal de Viena, donde se celebran óperas y ballets con música clásica en directo. Este edificio de estilo neorrenacentista aperturado el 25 de mayo de 1869, es otro de los grandes ejemplo de la Viena monumental, una de las más importantes compañías de ópera mundiales y el centro neurálgico de la vida musical vienesa. Si tenéis ocasión, os recomendamos acudir a disfrutar de un espectáculo cualquier tarde-noche (hay sesiones todos los días, excepto en temporada vacacional), bien comprando una entrada en butacas (hay una gran horquilla de precios, también dependiendo de la obra), o bien aprovechando su opción más económica: acudir unas dos horas antes del pase para acceder haciendo cola a su zona sin butacas (donde se ve el espectáculo de pie) por tan sólo 3 euros. Disfrutar no sólo de la obra, sino del espacio, los asistentes y el descanso en sus salones entre copas de cava y pequeños tentempiés, es una experiencia única y muy vienesa. Finalmente, en Viena existen otro tipo de ofertas musicales muy recomendables y que van más allá de la música clásica por excelencia, como el jazz en locales tan pintorescos como Túnel, Zee o Blue Tomatoe, o discotecas de mùsica electrónica como Volksgarten Club Disco emplazada en el famoso parque.


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Principales museos de Viena  

La música es el gran estandarte de Viena, mas otras expresiones artísticas tienen cabida en esta capital europea que ha dado al mundo nombres tan importantes en el mundo de la pintura como Gustave Klimt o Egon Schiele. Para disfrutar de sus obras y de otras muchas, merece la pena visitar museos como el Albertina, un palacio situado junto a la Ópera Estatal que alberga una de las más extensas colecciones gráficas del mundo con aproximadamente 65.000 dibujos y cerca de un millón de grabados, tanto antiguos como modernos, y recurrentes exposiciones itinerantes de artistas como Picasso o Monet. Recorrer su interior es ya un placer en sí mismo, y disfrutar de las vistas a la ópera desde la terraza de su cafetería (donde hacen deliciosos pasteles y postres), es todo un privilegio

También, Museumsquartier, un complejo cultural que con sus 60,000 m² es el octavo espacio cultural más grande del mundo. Se encuentra ubicado en el distrito 7 de la ciudad y alberga museos tan importantes como el Leopold, que contiene una de las mayores colecciones de arte moderno austriaco incluyendo gran parte de la obra de Schiele. Además, la plaza interior del complejo sirve como punto de reunión de jóvenes que cada tarde-noche se dan cita en sus populares escaleras y terrazas para tomar copas y charlar. Justo enfrente de Museumsquartier y poco antes de llegar al museo Albertina, se descubren dos de los más imponente edificios de la ciudad: los edificios gemelos del Kunsthistorisches Museum (Museo de Historia del Arte) y el Naturhistorisches Museum (Museo de Historia Natural). Ubicados en la llamada plaza María Teresa que une la Ringstraße con el Museumsquartier, los dos museos y la plaza se construyeron en 1889. Ambos son dos joyas de la arquitectura que merece la pena visitar, eso sí, como son exactamente idénticos puedes decidir cuál de sus dos temáticas te atrae más y visitar sólo uno, ya que su arquitectura es una reproducción exacta. Una recomendación: tomar un café en su cafetería interior, su atmósfera te trasladará a cualquier tiempo pasado. Otro de los museos que no puedes dejar pasar es el situado en el Palacio Belvedere que, como hemos comentado anteriormente, dispone de numerosas pinturas del maestro Klimt, entre ellas su famoso cuadro El Beso, obra que justifica toda la entrada. Y, por último, muy recomendable visitar las casas museo de célebres artistas y pensadores como Freud, Mozart, Strauss, Chopin, Bivaldi o Haydn. 


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Principales parques de Viena

Viena es una ciudad muy verde. Hay cantidad de parques y zonas verdes donde los austríacos disfrutan de sus itinerantes jordanas soleadas, salen a jugar, reunirse o a hacer deporte, pues son un pueblo activo al que le gusta disfrutar de la vida al aire libre. En tu visita a la ciudad, te recomendamos que te integres entre los locales dando un paseo por algunos de sus parques: los jardines de Schönbrunn, el majestuosos parque del Augarten con una cafetería perteneciente al Museo de la Cerámica en la que tocó Mozart; el Volksgarden repleto de rosas; el Jardín Botánico situado junto al Belvedere que alberga especies de plantas y árboles de todo el mundo; el Stadtpark con una hermosa figura de Strauss tocando el violín en el centro; los jardines de la Biblioteca Nacional, donde recomendamos visitar su mariposario y disfrutar de un vino dulce en la terraza de su cafetería; o incluso los jardines del Danubio a la afueras de la ciudad. Finalmente, puedes visitar el Wiener Prater, un gran parque público en el distrito 2 que abraza el popular parque de atracciones Wurstelprater conocido sobre todo por su noria Wiener Riesenrad una de las primeras norias del mundo construida en 1897 para celebrar el quincuagésimo aniversario del reinado de Francisco José de Austria.


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De compras por Viena 

Viena es una ciudad con una gran actividad de consumo. A los vieneses les encanta salir a comer, a tomar café o copas, ir de compras, disfrutar de espectáculos… Son un pueblo con un alto poder adquisitivo y eso se refleja en la gran actividad de su sector terciario. Austria además tiene en el turismo una de sus principales fuentes de ingresos, lo que todavía hace más necesaria la oferta gastronómica, de ocio y de compras de sus principales ciudades. En concreto Viena es una ciudad con multitud de ofertas de todo tipo, no sólo culturales, sino también de shopping. En su centro histórico, alrededor de Stephansplatz, se extiende la milla de oro de la ciudad con tiendas de lujo alternadas con populares cadenas de moda low cost y numerosas tiendas de souvenirs. Además, en esta zona destacan dos grandes tiendas gastronómicas: Julius Meinl, el paraíso de los dulces, y el supermercado gourmet Mercur, con un delicioso restaurante en su interior a cargo de la chef Kim Kox.

Otro de los puntos de mayor concentración de tiendas y flujo de gente es la amplia y larguísima calle de compras Mariahilferstrasse, en el distrito 7 y que comienza junto a Museumsquartier. Las pequeñas calles colindantes a esta imponente avenida son las más caracteresticas del barrio 7, que como hemos dicho, dispone de numerosas galerías de arte y tiendas de un estilo divergente de las grandes cadenas, como la tienda de diseñadores austriacos Burggasse 24 -ubicada en la dirección que le da nombre- o la tienda de chocolates goumet Schokov; tiendas de antigüedades; de ropa de segunda mano; o numerosas tiendas de fotografía donde puedes encontrar absolutamente de todo-¡los vieneses son grandes amantes de la fotografía!-. Finalmente, si tienes la suerte de visitar Viena en fin de semana, no puedes dejar de pasar por Naschmarkt el sábado por la mañana para disfrutar de sus puestos de frutas, verduras, dulces y flores, y su rastro de objetos antiguos y ropa de segunda mano. 


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Cultura del café

Nada hay más preciado para los vieneses, en términos gastronómicos, que el café. Su devoción por esta bebida les ha llevado a convertirse en grandes expertos en la preparación y la degustación del café con multitud de versiones en sus cartas. El popular e internacionalmente conocido Café Vienés, el cual puedes disfrutar en cafeterías de todo el mundo, es un café expreso pequeño o doble, generalmente ligero, cubierto con crema batida. Te decantes por esta versión o por las muchas otras que ofrecen los cafés de la ciudad, lo cierto es que no puedes dejar Viena sin probar antes una buena taza caliente de café. Los mejores (o más tradicionales) cafés donde degustarlo acompañado de ricos dulces son Café Central, Café Landtmann, Kleines Café, Café Imperial, Café Prückel, Café Griensteidl y Demel.


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Gastronomía vienesa 

La oferta gastronómica de Viena es una mezcla entre su tradicional cocina y la multitud de propuestas de cocinas del mundo que la ciudad alberga. Entre los platos típicos de la cocina austríaca está el Schnitzel, filete de carne empanado que os recomendamos probar en una versión algo más moderna de lo habitual (con pepitas de calabaza como cobertura) en el restaurante Ulrich, en el distrito 7. Los Kärntner Kasnudeln, exquisitos raviolis rellenos de queso originarios de la región de Carintia. Los Tiroler Knödel, bolas de masa o albóndiga de harina, pan o patata. Y el Käsespätzle, pasta casera con queso a la austríaca.

Pero sin duda, la gran especialidad de los austríacos son los dulces. Entre sus más conocidas tartas y postres está la famosísima Sacher-torte, la cual puedes degustar en todos los cafés de la ciudad aunque, según cuentan, la receta original está en manos de la cafetería Demel. La Dobos Torta, la tarta preferida de la emperatriz Sisí. El Punschkrapfen, en el Café Central preparan una versión llamada Sisí Punschkrapfen que según dicen era su pastel favorito. El Kaiserschmarrn, una especie de bizcocho desmigado con sirope o chocolate caliente por encima. El popular Apfelstrudel, que también lo puedes disfrutar en casi todos lados, pero que si quieres probarlo en multitud de versiones y en un ambiente moderno, te recomendamos visites el restaurante Strudls en el distrito 7 (son especialistas en versionar este clásico con recetas dulces y saladas). Y, por último, el Faschingskrapfen, un bollo relleno de mermelada de albaricoque (u otros sabores) o chocolate, típico de la época de carnaval.

Otro de los pilares de la gastronomía vienesa es el frühstück, el desayuno. Los austríacos le dan mucha importancia a la primera comida del día y por eso, es costumbre salir a desayunar fuera sobre todo los fines de semana. Es incluso un motivo de reunión con la familia y los amigos que se alarga hasta la hora de la comida, enlazando una con otra, con lo que ahora todos conocemos como el brunch inglés. Todas las cafeterías y restaurantes de la ciudad disponen de una amplia carta de desayunos servidos hasta las 11h entre semana y hasta las 15h los findes, aproximadamente. Si te decantas por la versión más clásica, tu desayuno incluirá croissant o semmel (panecillo vienés de forma redondeada), mantequilla y mermelada, algo de fiambre y un huevo pasado por agua, acompañado, cómo no, de un buen café. Por lo que respecta a la oferta gastronómica del mundo, hay cantidad de opciones, desde cocina japonesa con restaurantes tan auténticos como Kuishimbo en Naschmarckt (los takoyakis son una delicia) o Metcha Matcha (no dejes de probar sus onigiris de gamba) en el distrito 7; a cocina tibetana, pasando por srilankesa, georgiana, peruana, mexicana, turca, española (os recomendamos el bar Paco, una versión muy cool del tradicional bar de tapas), china (Mama Liu & sons es un restante chino que versiona los clásicos de su cocina), o las opciones más cosmopolitas como las hamburgueserías Le Burguer o la vegana Swing, y los puestos de perritos calientes (atención a la estrella de los puestos callejero ubicado en la esquina del museo Albertina, justo enfrente de la Ópera).


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